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Elección 2015: Convergencia y gobernabilidad

El domingo 25 de octubre se realizarán los comicios generales para elegir al futuro Presidente de la República Argentina y a representantes legislativos a nivel nacional. Este proceso, que comenzara formalmente en las PASO 2015, está entrando en etapas decisivas aunque el resultado del domingo podría prolongar aún más la incertidumbre sobre quien será el próximo Presidente. Esto sucederá si los porcentajes y diferencias de votos entre los candidatos son menores que los exigidos por la Constitución Nacional para evitar la segunda vuelta. A días de las elecciones, proponemos algunas consideraciones en relación al contexto electoral actual y al escenario político futuro.

De los seis candidatos que competirán el próximo domingo, sólo tres cuentan con chances -aunque dispares- de llegar a la Presidencia. Las alianzas que encabezan Scioli, Macri y Massa obtuvieron en conjunto casi el 90% de los votos en las PASO. Tomando un promedio de las mediciones de encuestas, ese total se ha mantenido casi inalterado en los últimos dos meses aunque se ha modificado levemente su composición. Esto sugiere dos hechos. En primer lugar, ninguno de los principales candidatos ha logrado consolidar un liderazgo propio que trascienda las fronteras de los frentes políticos que los contienen. En segundo lugar, ninguno de los candidatos ha optado por polarizar sino más bien lo contrario, es decir, han tendido a converger tanto en propuestas como en discurso.

Esto tiene implicancias relevantes en términos electorales: la polarización facilita el alineamiento de las preferencias ciudadanas con candidatos por cuanto brinda señales claras y precisas acerca de la posición de los presidenciables en diferentes dimensiones de la política pública. La tendencia de los candidatos a converger en líneas generales en temas económicos reconociendo la necesidad de atender variables clave como precios, tipo de cambio y gasto público, por ejemplo, explica al menos en parte el elevado número de indecisos de cara al domingo. Sin grandes diferencias en las propuestas económicas, resaltan otras consideraciones y dimensiones de política, el llamado a votar estratégicamente (voto útil) es un ejemplo. La ideología, la alineación partidaria y el voto premio (castigo) moldearon el desempeño en las PASO y la intención de voto actual. Atributos personales de los candidatos, la campaña electoral, y la diferenciación en temas no económicos explicarán en gran medida el voto de los indecisos, que puede ser determinante el domingo.

De cara al futuro, un aspecto frecuentemente mencionado es el tema de la gobernabilidad. Cualquiera sea el resultado, el próximo Presidente deberá liderar la construcción de su propio espacio político desde el poder al tiempo que el kirchnerismo deberá resolver su supervivencia más allá de una expresión de la cultura política. Esto último estará condicionado por dos factores. En primer lugar, si la oposición gana los comicios. En segundo lugar, si el kirchnerismo reduce sustancialmente su presencia legislativa tanto a nivel nacional como provincial, especialmente a partir de las legislativas de 2017.

Una simple aritmética electoral basada en las PASO y en encuestas recientes revela que ninguna fuerza política tendrá quórum propio en Diputados a partir de diciembre. En un sistema marcadamente presidencialista como el nuestro, esto no impedirá la gobernabilidad aunque dificultará y complejizará la negociación legislativa. El mayor desafío lo tendrá un eventual gobierno no peronista por cuanto deberá enfrentar y disciplinar a un colectivo heterogéneo que si tendrá quórum propio: el pan-peronismo, integrado por el kirchnerismo-sciolismo, el massismo y el peronismo no kirchnerista residual. En estas circunstancias, el próximo Presidente deberá priorizar el armado de una coalición legislativa que impulse y acompañe los cambios en materia económica, fiscal y cambiaria necesarios para retomar el crecimiento a tasas moderadas.

A diferencia de elecciones pasadas, existe un alto grado de incertidumbre sobre quien resultará electo. La buena noticia, en relación a otros tiempos, es que, independientemente de quien gane, el país parece encaminarse hacia una transición democrática ordenada, pacífica, y equilibrada apuntalada por un gradual y progresivo consenso político y social sobre el modelo de país que queremos construir. Es esta tal vez la mejor evidencia de que estamos gradualmente transitando el camino hacia la madurez democrática y sentando las bases para un equilibrado desarrollo económico, institucional y social.

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